Albizu elabora sus cuadros del natural, al aire libre, pero selecciona, elige, sin falsear los matices reales que van con su cromatismo. Esta coloración la consigue saliendo al campo siempre en época otoñal y tras la puesta del sol, quedándole muy poco tiempo de luz natural para poder plasmarla, de ahí su riqueza de color y matices. Al darnos esa entonación caliente, no ha falseado la realidad, no se la ha inventado sino que la ha puesto de manifiesto. La entonación destaca sobre todo en otoño con la singularidad de que las frecuentes lluvias impiden que los campos se sequen. Los cielos se vuelven rosados. Cuando aparecen las nubes se arrebolan de rosas y de violetas agresivos. En los paisajes con casas, los tejados ponen todos los matices del rojo y las paredes tienen un blanco-rosado-violeta que las llena de luz.